El confort térmico es uno de los principales desafíos para los propietarios de edificios, ya que existen factores técnicos y subjetivos que interactúan. Variables como la temperatura y la humedad se pueden medir y controlar, pero el confort térmico también depende de las preferencias individuales, la vestimenta y el metabolismo. Por estas razones, encontrar una temperatura que haga que todos se sientan cómodos en un edificio es prácticamente imposible.
Para maximizar el confort térmico en edificios comerciales, una estrategia eficaz es dividir los espacios interiores en varias zonas de temperatura con controles independientes. Para complementar este enfoque de diseño de HVAC, las empresas pueden permitir que los empleados se sienten donde se sientan más cómodos, en lugar de tener un escritorio fijo.
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Los estudios científicos difieren ligeramente en sus resultados. Sin embargo, la temperatura ideal para el confort y la productividad humana está en el rango aproximado de 20°C a 25°C (68°F a 77°F). Cuando las temperaturas interiores se desvían de este rango, se produce un impacto negativo en la productividad y el confort.
Las empresas suelen subestimar el impacto financiero de la pérdida de productividad; Un proyecto de eficiencia energética bien diseñado no ahorra energía a costa del bienestar. Por ejemplo, un edificio podría simplemente reducir su tasa de ventilación para ahorrar en HVAC, pero la pérdida de calidad del aire podría hacer que los empleados sean menos productivos. Si la medida ahorra $2000/mes pero la pérdida de productividad es de $5000/mes, habrá una pérdida neta incluso cuando haya ahorros de energía.
Principales factores que influyen en el confort térmico
WELL Building Standard es un sistema de certificación similar a LEED, pero más centrado en la salud y el bienestar humanos. El confort térmico es una de las principales categorías de rendimiento del estándar WELL. Se identificaron seis factores principales que influyen en el confort térmico, así como varios factores secundarios.
Confort térmico, 6 factores principales |
Factores secundarios |
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Los factores psicológicos también se han asociado con el confort térmico. Por ejemplo, las personas que experimentan emociones negativas pueden sentirse menos cómodas en condiciones en las que normalmente se sienten cómodas.
De los seis factores principales que influyen en el confort térmico, tres pueden controlarse directamente mediante un sistema HVAC: temperatura de bulbo seco, humedad relativa y velocidad del aire. Los sistemas radiantes de HVAC, en particular, también pueden controlar la temperatura de algunas superficies interiores, como paredes y pisos. Los ocupantes pueden obtener más control sobre el aislamiento de su ropa si las empresas adoptan un código de vestimenta flexible.
Para tener en cuenta las diferencias en la tasa metabólica y los factores secundarios de confort, la mejor solución es dar a los ocupantes control sobre su entorno inmediato. Esto se puede combinar con la movilidad para utilizar diferentes espacios de trabajo.
La humedad del aire tiene un impacto significativo en el confort térmico. Sin embargo, controlar la humedad relativa es menos subjetivo que controlar la temperatura del aire, ya que existen efectos negativos en ambos extremos de humedad: seco y húmedo.
- La baja humedad hace que las partículas permanezcan en el aire por más tiempo, y esto incluye alérgenos y virus. Incluso si se controlan las partículas nocivas, la baja humedad puede irritar la piel, los ojos y el sistema respiratorio. Además, la baja humedad provoca que se acumule electricidad estática y las descargas pueden dañar los equipos electrónicos.
- La alta humedad fomenta la reproducción de organismos nocivos como bacterias, moho y ácaros del polvo, todos los cuales causan problemas de salud.
- Ambos extremos de humedad suelen agravar las molestias provocadas por las altas y bajas temperaturas.
ASHRAE recomienda mantener la humedad relativa entre 30% y 60%, e idealmente entre 40% y 50%. Esto evita los efectos negativos de la alta y baja humedad, al tiempo que mejora el confort térmico.
Utilizando la tecnología para mejorar el confort térmico
Cuando un área interior grande utiliza una única zona de temperatura y un solo termostato, hay menos control sobre las condiciones térmicas. Por ejemplo, los ocupantes cerca de las rejillas de ventilación HVAC pueden sentir que la velocidad del aire es demasiado alta, mientras que los ocupantes cerca de las ventanas pueden verse más afectados por la temperatura exterior.
Para lograr un mejor control de las temperaturas internas, los ambientes construidos se pueden dividir en un mayor número de zonas térmicas. El estándar de construcción WELL recomienda una zona térmica por cada 320 pies cuadrados o por cada 5 ocupantes, lo que resulte en menos zonas. Además, los sensores de temperatura deben colocarse al menos a 1 metro de distancia de fuentes de frío o calor para garantizar una lectura correcta.
Los ocupantes del edificio pueden recibir una aplicación móvil que realiza las dos funciones siguientes:
- Controle la temperatura y la velocidad del aire en su entorno inmediato.
- Un mapa de temperaturas de todos los espacios de trabajo, para que puedas elegir dónde quieres sentarte.
La aplicación puede llevar un registro de temperatura de las ubicaciones elegidas por cada ocupante. Esta información luego se puede utilizar para sugerir lugares donde se sentirán cómodos, según la distribución de temperatura medida.