En las últimas décadas, muchos propietarios de edificios se han interesado más en ahorrar energía, conservar agua y reducir su huella ambiental general. Sin embargo, también es importante diseñar edificios que sean saludables para sus ocupantes, y esto se ha puesto de relieve con el brote de coronavirus. Pasamos el 90% de nuestro tiempo en interiores, según la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU., y el aire interior suele estar entre 2 y 5 veces más contaminado que el aire exterior.
Los virus son sólo una de las muchas amenazas transmitidas por el aire que afectan a los humanos. Otros peligros biológicos incluyen bacterias, esporas de moho, ácaros del polvo y polen. También se han identificado efectos negativos para la salud de sustancias como los compuestos orgánicos volátiles (COV), las partículas en suspensión (PM) y los óxidos de nitrógeno (NOx). El monóxido de carbono es especialmente peligroso porque una concentración de sólo el 1% en el aire provoca la pérdida del conocimiento en cuestión de minutos y posiblemente la muerte.
Mejore la calidad del aire interior y haga que su edificio sea más saludable y productivo.
Cada diseño de edificio es único, pero existen tres estrategias principales para mejorar la calidad del aire:
- Elimine las fuentes de contaminación del aire interior o minimícelas si no es posible eliminarlas por completo.
- Utilizando ventilación natural y mecánica, reemplace constantemente el aire viciado con aire fresco del exterior. Esto reduce los niveles de contaminación del aire mediante dilución y extracción.
- Purifique el aire interior directamente con métodos que capturen o destruyan los contaminantes. Esto incluye filtración, purificación química y purificación ultravioleta.
El enfoque más rentable es primero minimizar las fuentes de contaminación del aire y luego optimizar la ventilación y la purificación del aire. Eliminar las fuentes de contaminación del aire tiene un beneficio pasivo, mientras que los otros dos métodos tienen un costo energético continuo.
Eliminación de fuentes de contaminación del aire en los edificios
Los esfuerzos actuales para mejorar la calidad del aire se centran en la prevención del coronavirus. Sin embargo, a menudo se ignoran muchos otros peligros transmitidos por el aire. Por ejemplo, muchos materiales de construcción y muebles liberan compuestos orgánicos volátiles, especialmente cuando son nuevos.
La calidad del aire interior comienza con la selección de los materiales de construcción adecuados durante la fase de diseño. Muchos materiales de construcción comunes ahora están disponibles en versiones con bajo contenido de COV. Si planea obtener la certificación LEED para su próximo proyecto de construcción, estos materiales de bajas emisiones pueden ayudarlo a ganar puntos.
Todos los equipos y aparatos que utilizan combustión deben tener una ventilación adecuada, ya que la combustión libera muchas sustancias nocivas. El monóxido de carbono es especialmente peligroso y altamente venenoso para los humanos.
La humedad del aire no es un contaminante, pero la calidad del aire se ve afectada negativamente cuando no se controla la humedad. Organismos dañinos como el moho, los ácaros del polvo y las bacterias prosperan en niveles altos de humedad. Por otro lado, los virus y otras partículas nocivas permanecen más tiempo en el aire con poca humedad. Por estas razones, la EPA de EE. UU. y la ASHRAE recomiendan una humedad relativa del 30 % al 60 %.
- La comunidad científica aún analiza y debate el efecto de la humedad sobre el nuevo coronavirus.
- Sin embargo, muchos virus se vuelven menos infecciosos con valores de humedad relativa cercanos al 50%. Este comportamiento aún no se ha estudiado en el SARS-CoV-2, pero hay evidencia de que otros coronavirus se vuelven menos infecciosos con una humedad moderada.
Independientemente de cómo la humedad del aire afecta al nuevo coronavirus, los beneficios para la calidad del aire de mantener una humedad relativa moderada se han estudiado ampliamente.
Mejorar la calidad del aire con una ventilación más inteligente
Los sistemas de ventilación de edificios suelen estar diseñados con valores de flujo de aire prescriptivos de las normas ASHRAE. Estos valores fueron determinados experimentalmente por ASHRAE, en función del tipo de edificio, superficie construida y número de ocupantes. Sin embargo, este es un enfoque de diseño indirecto, ya que los sistemas de ventilación no responden directamente a los niveles de contaminación del aire.
Las siguientes características de diseño pueden hacer que los sistemas de ventilación sean más inteligentes y más capaces de controlar la calidad del aire interior:
- Usar sensores de contaminación del aire para monitorear constantemente la calidad del aire.
- Análisis de medidas de contaminación del aire con un sistema de control inteligente.
- Incrementar la tasa de ventilación cuando se detecte un aumento en los niveles de contaminación.
- ASHRAE aprueba este método y las pautas de diseño se proporcionan en la Norma 62.1.
Muchos códigos de construcción han establecido valores prescriptivos de flujo de aire de ASHRAE como requisitos mínimos. Cuando se utilizan controles de ventilación inteligentes, se deben configurar para que nunca reduzcan el flujo de aire por debajo de los valores requeridos por el código.
Para hacer frente a los patógenos transmitidos por el aire, la combinación de filtración y radiación ultravioleta es un complemento eficaz a los sistemas de ventilación:
- Los filtros de partículas de aire de alta eficiencia (HEPA) capturan el 99,97 % de las partículas con un diámetro de 0,3 micras.
- La filtración se puede combinar con la irradiación germicida ultravioleta (UVGI), que destruye el ADN y el ARN de virus y bacterias.
Las mejoras en la calidad del aire interior pueden ayudar a controlar las enfermedades respiratorias dentro de los edificios. Sin embargo, tenga en cuenta que las medidas de IAQ no reemplazan las orientaciones de las autoridades sanitarias, como el distanciamiento social y el lavado frecuente de manos.