El programa ENERGY STAR, administrado por la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU., ha sido muy eficaz para ayudar a hogares y empresas a reducir su uso de energía y su huella ambiental. Implementar la eficiencia energética en una gran organización representa un importante desafío de gestión, por lo que la EPA de EE.UU. ha proporcionado directrices para simplificar el proceso, dividido en siete pasos.
- Compromiso
- Evaluar el desempeño
- Fijar metas
- Crear plan de acción
- Implementar plan de acción
- Evaluar el progreso
- Reconocer logros
Paso 1: Compromiso
En términos simples, compromiso significa tomar en serio la eficiencia energética como una prioridad empresarial. Las empresas deben ser conscientes de que la eficiencia energética es una inversión , que requiere un compromiso de recursos a cambio de un beneficio aún mayor a largo plazo. Cuando las empresas comienzan a implementar una política de eficiencia energética, generalmente se necesitarán dos contribuciones principales: personal y financiamiento.
La EPA de EE. UU. recomienda el nombramiento de un director de energía y, según el tamaño de la empresa, este puede ser un puesto de tiempo completo. Idealmente, el director de energía debería contar con el apoyo de un equipo de energía, con miembros de todas las áreas organizativas relevantes. La creación de un equipo energético y la asignación de capital complementan la política energética, que establece objetivos y responsabilidades.
Paso 2: evaluar el desempeño
Antes de implementar medidas para mejorar el desempeño energético, es importante determinar la situación actual de una empresa. Esto también proporciona una base para evaluar la eficacia de las iniciativas de eficiencia energética en el futuro. Además, el conocimiento del rendimiento energético actual permite realizar una evaluación comparativa, tanto entre instalaciones pertenecientes a una misma organización como en relación con edificios similares propiedad de otras partes.
Al recopilar datos, es importante determinar qué nivel de detalle es apropiado, teniendo en cuenta que un mayor detalle proporciona información adicional, pero también es más exigente en términos de horas de trabajo y necesidades de procesamiento de datos. También es importante considerar todas las formas de uso de energía:
- Algunas empresas cometen el error de considerar únicamente las facturas de servicios públicos, ignorando fuentes de energía como la generación renovable y los sistemas de recuperación de calor.
- Además de la cantidad de energía consumida de cada fuente, también es importante disponer de datos de costes.
- También necesitará información complementaria para evaluar el rendimiento energético general, incluidos datos del edificio, como metros cuadrados y horarios de funcionamiento.
La evaluación inicial del desempeño se puede complementar con un sistema de seguimiento de energía. Puede ser tan simple como una hoja de cálculo completada manualmente o tan complejo como una plataforma web con sensores e informes automatizados. Sólo tenga en cuenta que debe diseñarse para que sea fácil de usar y revelador; es decir, debe ser una herramienta que aporte valor y no un obstáculo.
Otro elemento clave para evaluar el desempeño energético es establecer métricas útiles, considerando que algunas pueden adaptarse mejor a tipos específicos de empresas. Por ejemplo, una empresa industrial podría medir el consumo de kWh por unidad producida, mientras que una institución financiera podría centrarse en kWh/pie anual. dos .
Evaluar el desempeño energético requiere conocimiento, por lo que no todas las empresas podrán hacerlo solo con su personal interno, especialmente si operan fuera de áreas técnicas. Sin embargo, esto se puede compensar simplemente contratando los servicios de consultores energéticos externos . Incluso si una empresa tiene un gran departamento de ingeniería, trabajar con consultores especializados puede ayudar a desarrollar experiencia interna si es la primera vez que el departamento se ocupa de la eficiencia energética.
3) Establecer metas
Una vez que una empresa tiene una idea clara de dónde se encuentra en términos de eficiencia energética, el siguiente paso es determinar dónde quiere estar. La evaluación comparativa puede resultar muy útil en este caso: al analizar a los mejores, las empresas que buscan mejorar su eficiencia energética pueden establecer objetivos realistas. Sin una evaluación comparativa, una empresa puede establecer inadvertidamente objetivos que sean técnica o financieramente inviables.
Los objetivos se pueden dividir por escala o por fecha límite. Por ejemplo, un objetivo de mejora de la eficiencia energética podría apuntar a la organización en su conjunto, a un edificio específico o incluso a un proceso o equipo específico. El plazo también puede variar: algunas mejoras se pueden realizar muy rápidamente, mientras que otras requieren una planificación cuidadosa y actualizaciones graduales. Por ejemplo, la puesta en servicio normalmente genera ahorros de energía de hasta el 10 % con un gasto mínimo y una rápida recuperación de la inversión; Por el contrario, las mejoras a los sistemas básicos de construcción pueden requerir mucho capital y mano de obra y, al mismo tiempo, tener una rentabilidad más prolongada.
Los objetivos de rendimiento energético pueden adoptar muchas formas, pero algunas de las formas más comunes de establecerlos son:
- Lograr un porcentaje específico de reducción en el consumo de energía.
- Lograr un porcentaje específico de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Certificación en un programa como ENERGY STAR o LEED.
4) Crear un plan de acción
El plan de acción es la hoja de ruta para pasar del nivel actual de desempeño energético al objetivo establecido. Básicamente, esta etapa implica la gestión del proyecto: la empresa debe definir un alcance en base a los resultados de análisis y auditorías previas, priorizando las medidas de eficiencia energética que considere más efectivas. El plan de acción implica un alcance de trabajo, así como cronogramas y recursos asignados (costos y mano de obra).
Se recomienda dividir el plan de acción por departamentos para optimizar el trabajo, y se debe revisar y actualizar periódicamente, por ejemplo, una vez al año. Tenga en cuenta que la eficiencia energética implica conocimientos especializados y actualizaciones de los sistemas del edificio, por lo que el plan de acción también debe considerar el papel de los consultores externos, proveedores de tecnología y contratistas.
5) Implementar el Plan de Acción
Las mejores prácticas en la gestión de proyectos también son efectivas para implementar la eficiencia energética. Como en cualquier proyecto, la gestión de Recursos Humanos es fundamental, por eso la EPA de EE.UU. sugiere crear un plan de comunicación para garantizar que la información siempre llegue a su destino. También es importante crear conciencia a nivel organizacional, para agilizar la colaboración una vez que se estén implementando las medidas propuestas. También puede ser necesario desarrollar capacidades mediante la capacitación de los empleados existentes, al tiempo que se amplía el personal de manera temporal o permanente con el talento adecuado para la tarea.
El sistema de seguimiento de energía desarrollado en el paso 2 puede resultar muy útil aquí para mantener un registro de los resultados obtenidos y compararlos con las medidas de eficiencia energética correspondientes.
6) Evaluar el progreso
La evaluación del progreso es un proceso continuo que involucra dos actividades principales:
- Comparación de los resultados alcanzados con las metas establecidas.
- Revisar el plan de acción y ajustarlo según sea necesario hacia los objetivos de eficiencia energética.
Las iniciativas que han funcionado se pueden mejorar, mientras que a las que han demostrado ser menos efectivas se les puede dar menor prioridad. A medida que pasa el tiempo, los procedimientos de gestión energética implementados por una empresa mejoran gracias a evaluaciones periódicas y revisiones de los planes de acción.
Las mejores prácticas son un producto muy útil de la evaluación del progreso. A medida que la mejora de la eficiencia energética se convierta en un proceso empresarial establecido, habrá un registro de lo que funcionó mejor en el pasado.
7) Reconocer los logros
Una política de eficiencia energética implica un esfuerzo extra por parte de tus empleados, por lo que tiene sentido premiar los resultados obtenidos. Dos de los métodos más eficaces son el reconocimiento público y las bonificaciones salariales. El reconocimiento público a nivel organizacional también es importante para generar impulso; por ejemplo, si la empresa logra la certificación bajo un programa como LEED o ENERGY STAR, se puede publicar un comunicado de prensa. Esto también ayuda a mejorar la percepción pública de la empresa como un ciudadano corporativo comprometido con la sostenibilidad.