La contaminación del aire se ha relacionado con muchos problemas de salud, que incluyen enfermedades respiratorias y cardíacas. Además, un estudio reciente de Harvard encontró que la mortalidad por coronavirus aumenta en regiones con altos niveles de partículas. La contaminación del aire suele asociarse con el tráfico, pero se ignora una fuente de emisiones mucho mayor. El sector del transporte es responsable del 28% de las emisiones de GEI, pero el sector de la construcción es responsable del 40%.
Los edificios producen emisiones directas cuando utilizan equipos de combustión, como generadores diésel y calderas de gas natural. También producen emisiones indirectas cuando consumen electricidad de centrales eléctricas que queman combustibles fósiles. Cuando los edificios mejoran su eficiencia energética, se reducen las emisiones directas e indirectas.
Haga que su edificio sea más saludable para sus ocupantes mejorando la calidad del aire interior.
Importancia de una Auditoría Energética
Cada propiedad tiene un perfil de consumo de energía único y la combinación ideal de medidas de eficiencia energética puede variar. Para identificar las mejoras más adecuadas para un edificio, el mejor punto de partida es una auditoría energética profesional. De esta manera, los propietarios de edificios pueden conocer el coste y el rendimiento financiero de todas las posibles mejoras antes de gastar los fondos. Una auditoría energética también ayuda a los propietarios a evitar medidas que no son efectivas en sus edificios.
Debido a que una auditoría energética analiza los ahorros por fuente de energía, es posible estimar las reducciones de emisiones después de las mejoras recomendadas en los edificios. La auditoría revela dos datos importantes:
- Ahorro de energía por dólar invertido.
- Emisiones de GEI evitadas por dólar invertido.
Generalmente, los mejores resultados se pueden lograr modernizando los viejos hornos y calderas que funcionan con gasóleo. Esto no sólo reduce los costos de calefacción, sino también las emisiones por BTU. Cuando muchos edificios actualizan sus equipos de calefacción, el efecto acumulativo puede tener un impacto positivo en la calidad del aire urbano.
Dependiendo de la ubicación del edificio, la reducción de emisiones estimada podría ayudarlo a calificar para una subvención de energía limpia o un préstamo a bajo interés. En la ciudad de Nueva York, las propiedades de más de 25.000 pies cuadrados estarán sujetas a una ley de reducción de emisiones a partir de 2024. Una auditoría energética puede identificar las medidas más rentables para alcanzar el objetivo.
Cambiar las fuentes de energía para reducir las emisiones
Las medidas de eficiencia energética pueden lograr mejores resultados cuando también se optimizan las fuentes de energía. Por ejemplo, la energía solar es rentable en muchas partes de EE. UU. y los propietarios de viviendas pueden reclamar un crédito fiscal federal del 26 % por su inversión en energía renovable (a partir de 2020). Los propietarios de edificios también pueden cambiar las calderas y hornos de gasóleo por unidades de gas: el gas natural tiene menos emisiones por BTU de calor suministrado.
Con las bombas de calor de alta eficiencia, los propietarios de edificios también tienen la opción de utilizar sistemas 100 % eléctricos y eliminar las emisiones in situ. Las emisiones indirectas persisten, ya que los combustibles fósiles todavía dominan la red eléctrica. Sin embargo, es preferible concentrar las emisiones en centrales eléctricas en lugar de liberarlas directamente en las ciudades.
La electrificación de los edificios tiene otro beneficio importante: si la red local comienza a utilizar un mayor porcentaje de energía renovable, las emisiones indirectas se reducirán automáticamente.
- Supongamos que tiene un edificio que consume 100.000 kilovatios-hora al mes, en una región donde la red eléctrica produce 0,8 kg de CO2 equivalente por kWh.
- En este caso las emisiones indirectas son de 80.000 kg de CO2 equivalente al mes.
- Sin embargo, si la red reduce su intensidad de emisiones a 0,6 kg CO2 eq/kWh, las emisiones indirectas de este edificio se reducen a 60.000 kg mensuales.
El uso de electricidad para calefacción y agua caliente puede no ser viable en algunos edificios. Sin embargo, cambiar del gasóleo para calefacción al gas natural puede reducir las emisiones a la mitad en muchos casos. A continuación se muestra un ejemplo simplificado en el que una caldera de 300 000 BTU/h se actualiza de una unidad de petróleo con una eficiencia del 70 % a una unidad de gas con una eficiencia del 90 %. Según la Administración de Información Energética de EE. UU. (US EIA), el gasóleo para calefacción libera 73,16 kg de CO2 por millón de BTU, mientras que el gas natural libera 53,07 kg de CO2 por millón de BTU.
Combustible de caldera |
Capacidad |
Eficiencia |
Entrada de calor |
Emisiones |
Aceite de calefaccion |
300.000 BTU/h |
70% |
428.571 BTU/h |
31,35 kg CO2/h |
Gas natural |
300.000 BTU/h |
90% |
333,333 BTU/hora |
17,69 kg CO2/hora |
Este ejemplo se ha simplificado drásticamente con fines de demostración. En un edificio real sería necesario realizar una modelización energética de cada caldera para analizar las emisiones. Sin embargo, la reducción estimada de emisiones es del 44%, en base a una comparación horaria con ambas calderas a pleno rendimiento.
La caldera de gas natural de este ejemplo también reduce los costes de calefacción. Nueva York paga 1.210 dólares por termia de gas natural (100.000 BTU/termia) y 232,5 centavos por galón de combustible para calefacción (137.000 BTU/galón). La caldera de gasóleo consume $7,27 por hora, mientras que la caldera de gas consume $4,03 por hora, lo que es un 45% menos.
Este es un análisis muy simplificado, pero demuestra cómo los costos de energía y las emisiones de GEI pueden reducirse simultáneamente con la eficiencia energética. Los propietarios de edificios pueden ayudar a mejorar la calidad del aire reduciendo las emisiones y al mismo tiempo reduciendo sus costos de energía.